martes, 25 de noviembre de 2008

La Clase Trabajadora y el Debate Ideologico

LOS FINES DE ABRIR EL DEBATE IDEOLÓGICO EN EL SENO DE LA CLASE TRABAJADORA Y EN ESPECIAL DE QUIENES LABORAMOS EN CORPOELEC, ESTA ORGANIZACIÓN SINDICAL ACORDÓ PUBLICAR EN SU PÁGINA WEB, MEDIANTE ESTREGAS PERIODICAS UNA SERIE DE DOCUMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA FORMACIÓN DE LOS TRABAJADORES(AS), COMENZAREMOS CON ESTE PRIMER DOCUMENTO:



INTRODUCCIÓN AL MATERIALISMOS DIALÉCTICO

(Primera parte)

Solo hay un mundo, el material. El pensamiento es un producto de la materia (del cerebro) sin el que no puede haber ideas con existencias propia. Por tanto, las mentes o las ideas no pueden existir aisladas de la materia. “Para mí-decía Marx- la idea no es nada más que el mundo material reflejado en la mente humana y transformado en forma de pensamiento”. Y en otro sitio “el ser social determina la conciencia.

Los idealistas ven la conciencia, el pensamiento, como algo externo y opuesto a la materia, a la naturaleza. Esta oposición es algo totalmente falsa y artificial. Hay una estrecha correlación entre las leyes del pensamiento y las leyes de la naturaleza, porque las primeras siguen y reflejan las segundas. El pensamiento no puede arrancar sus categorías de si mismo, sino solamente del mundo exterior. Incluso los pensamientos que no parecen más abstractos se derivan, de hecho, de la observación del mundo material.

Una ciencia en apariencia abstracta como son las matemáticas puras tiene, en última instancia, su origen en la realidad material y no en una invención del cerebro. El niño en la escuela, secretamente, cuenta sus dedos materiales bajo un pupitre material antes de resolver un abstracto problema aritmético. Haciendo esto, está recreando los orígenes de las matemáticas. Nos basamos en el sistema decimal porque tenemos diez dedos. Los números romanos se basaban, en un principio, en la representación de los dedos.

En palabras de Lenin “la materia actuando sobre nuestros órganos sensitivos produce sensaciones. Las sensaciones dependen del cerebro, de los nervios, de la retina…, es decir, son el supremo producto de la materia”.

La persona es parte de la naturaleza y desarrolla sus ideas en interacción con el resto del mundo. Los procesos mentales son en efecto reales, pero no son algo absoluto, al margen de la naturaleza. Se debe estudiar en las circunstancias materiales y sociales en las que surgen “Los fantasmas formados en el cerebro humano –afirmaba Marx- son necesariamente sublimaciones de su proceso material de vida”. Mas tarde concluía: “Moral Religión, Metafísica, todo el resto de la ideología y sus correspondientes formas de conciencia, no sostienen su apariencia de independencia. No tienen historia, ni desarrollo; pero los hombres, desarrollando su producción material y sus relaciones materiales, alteran paralelamente su existencia real, su forma de pensar y el producto de ésta. La vida no es determinada por la conciencia, sino la conciencia por la vida.

Los orígenes del materialismo

“El lugar de nacimiento de todo el materialismo moderno –escribía Engels- desde el siglo XVII en adelante, es Inglaterra”.

En esa época, la aristócrata feudal y la monarquía empezaron a ser combatidas por las clases medias recién aparecidas. El bastión del feudalismo era la Iglesia Católica de Roma, la que proporcionaba una justificación divina para la monarquía y las instituciones feudales. Estas, por tanto tenían que ser liquidadas antes de que el feudalismo pudiera ser abatido. La burguesía en ascenso se enfrentó con las viejas ideas y los conceptos divinos sobre los que el viejo orden se basaba.

“Paralelamente con el ascenso de las clases medias, vino un gran renacimiento de la ciencia: La Astronomía, la Mecánica, la Física, la Anatomía, fueron cultivadas de nuevo. Y la burguesía para el desarrollo de su producción industrial, requería una ciencia que investigase las propiedades físicas de los objetos naturales y los modos de acción de las fuerzas de la naturaleza. Hasta entonces la ciencia no había sido otra cosa que la servidora de la iglesia, no se le había permitido ir más allá de los límites que la fe determinaba y, precisamente por esto, no había habido de ninguna manera una ciencia. (En el siglo XVII, Galileo demostró el carácter verdadero de la teoría de Copémico de que la tierra y los otros planetas giraban alrededor del Sol. Los profesores de aquella época ridiculizaron esas ideas y usaron el poder del Índice de la inquisición contra Galileo para forzarle a retractarse de su teoría). La ciencia se rebelo contra la Iglesia; la burguesía no podía hacer nada si la ciencia y, por lo tanto, tenia que unírsele en la rebelión:”

E Engels.


Fue en esa época cuando Francis Bacon (1561-1626) desarrollo sus revolucionarias ideas sobre el materialismo. Según él, los sentidos eran infalibles y, a la vez, la fuente de todo conocimiento. Toda ciencia se basa en la experiencia –nos dice-/consiste en someter el dato concreto a un método racional de investigación: Inducción, análisis, comparación observación y experimentación.

Quedó, de todas maneras, para Tomas Hobbes (1588 – 1679) el continuar y desarrollar el materialismo de Bacon, dentro de un sistema. Hobbes se dio cuenta de que las ideas y los conceptos eran sólo un relejo del mundo material y que “es imposible separar el pensamiento de la materia sobre la que se piensa”. Más tarde, el pensador inglés John Locke ( 1632-1704) critico con pruebas este materialismo.

Esta escuela de filosofía materialista pasó de Inglaterra a Francia, para ser recogida y posteriormente desarrollada por René Descartes (1596 – 1650) y sus seguidores. Estos materialistas franceses no se limitaron a criticar la religión, sino que extendieron su crítica a todas las instituciones e ideas. Se enfrentaron con estas cosas en el nombre de la Razón y armaron” a la naciente burguesía en su batalla contra la monarquía. El nacimiento de la gran revolución burguesa de Francia de 1789-93 hizo de la filosofía materialista su credo. A diferencia de la revolución inglesa de mediados del siglo XVII, la Revolución Francesa destruyó completamente el viejo orden feudal.

Como Engels puso de relieve más tarde:

“Hoy sabemos que aquel Reino de la Razón no era nada más que el Reino de la Burguesía idealizado, que la justicia eterna encontró su realización en los tribunales de la burguesía, que la igualdad desembocó en la igualad burguesía ante la ley, que como uno de los derechos del hombre más esenciales se proclamó la propiedad burguesa y que el Estado de la Razón, el contrato social roussoniano, tomó vida, y sólo pudo cobrarla, como republica burguesa democrática. Los grandes pensadores del siglo XVIII exactamente igual que todos sus predecesores, no pudieron rebasar límites puestos su propia época.


…………………………………………………………………(continuará)

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